Fueron los de mayor dinamismo en América latina en 2018. Apuntan a llegar a 600 este año, un 20% más.
Fortalecidos a la sombra del tratado comercial con Estados Unidos y México, orientaron su estrategia a la exportación. En la actualidad, pese a algunos cambios impulsados por el presidente Donald Trump, siguen en expansión.
Según un informe de la firma de bienes raíces Crea, en la actualidad existen en México 516 PI que abarcan más de 51.700 hectáreas. Además hay 52 en plena construcción, 76 en proceso de ampliación y 31 en etapa de proyecto. Un panorama que habla mucho del desarrollo que tienen este tipo de construcciones y de la pujanza del sector, que implica un incremento del 20% en el stock.
Sin embargo, no todo el país está involucrado en esta estrategia o, al menos, no hasta ahora. Más del 50% de los PI se ubica en los seis estados del Norte y el resto se reparte entre las otras 26 entidades federativas.
¿Por qué esto es así? Repasemos el desarrollo que tuvo la industria del país en las últimas décadas.
Del consumo interno a la exportación
En México, los PI se construyeron y fomentaron conforme a dos enfoques, que respondieron básicamente a los dos modelos de desarrollo de la economía.
El primero que tuvo luchar desde la década del ’30 hasta la del ’80 del siglo pasado fue el de industrialización por sustitución de importaciones, que se apoyó en las políticas de fomento estatales, como tasas de interés subsidiadas y aranceles a importaciones. Un modelo similar al que funcionó en la Argentina.
De esta época datan los primeros PI ubicados fundamentalmente con el objetivo de descentralizar la concentración industrial del tejido urbano en las zonas más densamente pobladas de Ciudad de México, Morelos, Guadalajara y Monterrey. Para ello se apeló a los incentivos económicos de tipo fiscal y financiero, además de precios subsidiados para los servicios públicos y la energía eléctrica.
Pero, a partir de los años ochenta ganó espacio otro modelo, el orientado a las exportaciones. Estrategia que siguió a la crisis de la deuda en el país que demandó dólares para saldarla.
La abrupta apertura económica permitió las inversiones de grandes empresas para instalar las llamadas maquilas o IMMEX (industrias maquiladoras de exportación), en busca de mano de obra barata que permitieran bajar costos de producción impedidas en sus propios países.
Proceso que se intensificó a partir de la firma del Tratado de Libre Comercio de las Américas (TLCAN o NAFTA) en 1994 con Canadá y Estados Unidos.
Actualmente son 6.000 empresas de manufactura que generan 2,4 millones de empleos y en 2015 exportaron u$s 250.000 millones, es decir el 60% de las exportaciones totales mexicanas.
Casi todas ellas se ubicaron en PI en la zona fronteriza con Estados Unidos y el desarrollo fue verdaderamente importante.
Más del 50% de los Parques de México se ubicaron en 2018 en los seis estados del Norte.
Nuevo León concentra el mayor número de PI al contabilizar 70 desarrollos y otros 22 en construcción o ampliación.
Un dato clave, que marca el cambio de estrategia oficial, es que el 90% de los parques son privados, cuando en la etapa anterior tenía gran incidencia la participación del Estado.
Desde la Asociación de Parques Industriales de México señalan, de todas formas, que el sistema de maquilas dependiente del comercio con Estados Unidos ya quedó atrás, o al menos no es tan relevante.
Destacan que en la actualidad el país lleva firmados acuerdos de libre comercio con casi todas las potencias económicas del mundo y que eso les permite tener más opciones tanto para que lleguen inversiones externas como mercados para colocar sus productos.
Además, indican, el nivel de desarrollo tecnológico que alcanzaron algunos les permite tener cada vez mayor autonomía y funcionar como verdaderos polos autónomos de crecimiento.