En el programa del 4 de julio de Conexión Parques entrevistamos a Eugenia Ctibor, directora de Cerámicas Ctibor y la primera mujer que preside de la Cámara de Cerámica Roja.
¿Cuantas empresas están agrupadas en la cámara?
En estos momentos son 17 empresas distribuidas a lo largo todo el país. En total, 26 plantas industriales con tecnología de última generación que están ubicadas en Salta, Rosario, Córdoba, Neuquén, Mendoza y en la provincia de Buenos Aires. Todas ellas, desde la década del 90, han realizado un proceso de tecnificación e innovación y hoy las plantas de ladrillo se encuentran a la vanguardia, utilizando tecnología europea y respondiendo a las exigencias y estándares que el mercado exige. Son empresas familiares, pero lo interesante es que han hecho todo un proceso de profesionalización a lo largo del tiempo. Estamos hablando de empresas que tienen -algunas de ellas- más de 100 años. Ctibor es una y en Rosario también hay una planta de 100 años. Y la de Salta tiene 80. Son empresas de muchos años que se han ido adaptando al mercado y que han logrado esta profesionalización.
El ladrillo es un producto funciona como indicador de cómo está la economía
Exactamente. Yo digo que estoy orgullosa de representar a este sector porque, en realidad, nosotros hemos tomado nuestra actividad como una forma de vida. Estamos orgullosos de saber que es un motor de la economía. ¿Qué quiere decir esto? Cuando sale un ladrillo de nuestras plantas genera una cadena de valor y un sinnúmero de actividades y de trabajo que pone en marcha la economía regional y la economía del país. Por eso muchas veces se habla de de que el ladrillo es el termómetro del país y del movimiento de la economía. En ese sentido nosotros llevamos adelante la gran responsabilidad de ser generadores de trabajo genuino en la Argentina.
También sabemos que hay un gran déficit habitacional y es preocupante que Argentina tenga una gran deuda respecto de esto. Pero nuestra mirada como empresarios es a largo plazo y por eso las plantas se adaptaron pensando en poder abastecer esa demanda para ese déficit habitacional porque sabemos que en algún momento se va a tener que saldar. Son plantas industriales que están capacitadas para realizar grandes producciones.
Eugenia, soy Lorena Obiol: un gusto escucharte después de tantos años. Quiero preguntarte cómo está el ladrillo respecto de otros sistemas constructivos y qué desafíos tenés como presidenta de la Cámara para hacer crecer el sector
Yo les quiero contar que Lorena hace muchos años vino a la empresa y le hizo una entrevista a mi padre. Y tuvo esa sensibilidad de poder captar la parte humana de un empresario cuando tiene que tomar decisiones difíciles. Recuerdo a mi padre contándole cuando tuvo que tomar la decisión de cerrar una planta y hacer todo este cambio tecnológico que les contaba. Abrir todo un proyecto nuevo.
Las plantas han ido desarrollando nuevos diseños de ladrillo precisamente frente a esto que está sucediendo ya hace un tiempo. Hay una conciencia del usuario respecto del ahorro de energía y desde la arquitectura también se piensa en la sustentabilidad. ¿En dónde? Justamente de acuerdo a la construcción que se haga en una vivienda se puede ahorrar energía en calefacción, por ejemplo.
El ladrillo, por sus condiciones inherentes, cumple con todas las condiciones habitabilidad. Es aislante térmico, acústico, tiene resistencia al fuego, perdura en el tiempo. Lo que hemos hecho entonces es mejorar el diseño interno del ladrillo para qué mayor cantidad de celdas mejoren la aislación qué se necesita para el ahorro de energía sea más eficiente. Se han desarrollado nuevos ladrillos que nosotros llamamos bloques termoeficientes. Esto ya está en el mercado, algunos ya están certificados y aptos para cumplir la ley 13059 con respecto a la exigencia del ahorro de energía. Además, es un sistema constructivo qué ya tiene mano de obra capacitada para poder llevarlo adelante y permite la autoconstrucción. También es adaptable a otros sistemas. Su gran nobleza y versatilidad permite ese juego, aunque para nosotros sigue siendo el sistema más adecuado para las condiciones de habitabilidad del hombre.