Por Santiago Rossi*
La centralidad que toma el próximo mundial de fútbol confirma que en el tiempo que dure el sueño celeste y blanco (esta pluma, apuesta a ganador) no seremos los mismos. Nuestra vida cambiará como así lo hicieron los máximos referentes políticos en la semana que termina, tanto del gobierno como de la oposición. Esta idea se sustenta en comportamientos y operaciones vividas durante la primera quincena de noviembre.
El caso más evidente es de la Vicepresidenta. Rumiando su último discurso de Pilar, pudimos ver una Cristina diferente, lavada, sin contundencia, hasta con furcios que no hacen más que confirmar que, como dice Jorge Asís, pasó “a ser una dirigente del conurbano”. La otra pincelada de su deterioro fue el video (locutado) lanzado vía un tuit de 3 minutos donde personalizaba en una figura de la oposición la responsabilidad del atentado sufrido pidiendo la recusación de la jueza Capuchetti. Con indicadores de opinión pública que la siguen poniendo como la líder del Frente de Todos, “el nunca la votaría” llega a casi 7 de cada 10 entrevistados.
En materia de campañas electorales, levantar la figura de un tercero y ponerlo a la par de la conversación (Gerardo Milman, el señalado, es diputado, referente de Patricia Bullrich y ex funcionario provincial, mientras que Ella fue dos veces presidenta) es otra muestra más del desconcierto donde los albertistas y Massa no opinan. El presidente de gira mundial y el ministro con una agenda política económica que lo tuvo en el centro de la escena con el lanzamiento de Precios Justos sumado a su cónclave en la conferencia de la UIA.
La oposición tampoco es la misma. Post video filtrado (con imágenes dignas de una previa de pelea boxística entres dos pesos pesados) a Patricia Bullrich se la vio con vestigios de moderación durante su paso por Rosario con una foto que ilusiona a propios y ajenos dentro del mundo Juntos por el Cambio. La imagen junto a Cornejo deja algo más que una selfie. Horacio, atribulado por la baja de las encuestas también tiene caídas. Sacarlo de la agenda del gobierno porteño a Jorge Macri es otra muestra de debilidad.
Como en toda “orga” nunca se termina de saber si estas mezquindades políticas son decisiones de quien manda o de acólitos funcionarios que dicen: “vamos a cuidar el jefe”. Este mismo espacio también cometió ese error de marketing político cuando post desayuno interno para acordar un cese del fuego amigo, salió con un comunicado de tres párrafos donde sólo cuestionaban a Massa y no se hacía mención al binomio presidencial. Tomando este encuentro, Mauricio tampoco es el mismo. No pudo oficiar de local en su casa de Los Abrojos, tuvo que ir terreno neutral para dirimir las diferencias de sus laderos, que ya tienen vida propia y que le disputan poder, más allá de haber sido el fundador de un espacio con amplias posibilidades de volver al triunfo en el 2023.
Con esta premisa, los radicales quieren algo más que ser compañeros de fórmulas. Esperan el movimiento de piezas del tablero de ajedrez del PRO porque, como dice un amigo analista: las fichas negras también juegan.