Entre el 12 y el 13 de junio se realizó en Lima, Perú, la Conferencia Internacional sobre Parques industriales para el Desarrollo Sostenible e inclusivo, impulsado por ONUDI, el organismo dependiente de la ONU, que impulsa a la industria en todo el mundo.
Fueron dos días intensos con numerosas ponencias de especialistas de todo el mundo.
Allí se trató la realidad del sector en la región y sobre todo en el Perú, aunque el foco central estuvo puesto en las estrategias a nivel global y las distintas experiencias sobre políticas medioambientales para la industria y “Economía Circular”.
Este último concepto hace referencia a la idea de reducir tanto la entrada de materiales como la producción de desechos en el proceso industrial, cerrando los «bucles» económicos y ecológicos de los recursos.
La consigna -que tiene aceptación mundial- es la gestión de los residuos a través de las 3R (reducir,reciclar y reutilizar). La idea subyacente es que el flujo lineal de los materiales (recurso-producto-residuos) necesita ser transformado en un flujo circular (recurso-producto-recurso reciclado).
Uno de los países que armó todo un plan para implementar la economía circular en todo el territorio fue China.
Son Yuyan, directora del Eco Center Teda en el parque industrial de Tianjin, fue una de las principales expositoras en Lima y contó como funcionan las cosas en su país.
El Ministerio de Protección del Medio Ambiente de China en su 11º plan quinquenal de desarrollo de 2006 fijo metas para la adopción de prácticas de economía circular.
Y uno de los ejes centrales fue la reconversión de los parques industriales.
Yuyan señaló que en su país hay 564 zonas industriales nacionales estatales y 1991 provinciales en un proceso que se inició hace 35 años.
La mayor parte de ellos están en el sureste del país que aportan el 22,5% del PBI del país y el 25% de los impuestos.
Como sucede con los países que inician su proceso de desarrollo económico -señaló- en un principio la vista estaba puesta en la generación de trabajo para solucionar las necesidades de la población.
Pero con la economía ya en marcha, comenzaron las demandas de segunda generación, como la medioambiental.
Los parques industriales enfrentaron desde el inicio problemas con la contaminación y el gobierno decidió lidiar con el problema y comenzar un trabajo sólido de gestión ambiental.
Desde 2010, el Estado invirtió u$s 2.000 millones en 1000 zonas industriales distintas para fomentar la economía circular, y los gobiernos locales otros u$s 10.000 millones. Esta gran inversión para la transformación verde tuvo un costo para las empresas, deben pagar tributos correspondientes al 2% de sus ganancias. Pero el resultado se puede ver. El PBI de una zona industrial es 34 veces mayor al promedio del resto de china China, pero con una eficiencia de energía mucho más alta que el promedio. Se consume en promedio un 30% menos de energía, un 30% menos de agua y un 60% menos de emisiones de CO2.
Hoy China promueve el eco desarrollo y tiene regulaciones muy fuertes para que se produzca energía baja en carbono.
Uno de los casos más emblemáticos es el Parque ecoindustrial del Área de Desarrollo Económico-Tecnológico de Tianjin (TEDA), que cubre un área de 340 km2 con alrededor de 10.000 empresas y que está en marcha desde 2010.
Yuyan, que es una de las directoras del lugar, plantea que una de las lecciones centrales es la importancia que puede tener un parque industrial como un “agente de coordinación” para facilitar la comunicación entre las empresas, así como la mediación entre las empresas y los organismos gubernamentales locales.
“El Centro Eco TEDA contribuyó a una mayor conciencia de la economía circular entre las empresas y los residentes dentro de TEDA y aumentó la capacidad de las empresas para adoptar prácticas de economía circular, como la simbiosis industrial y las nuevas tecnologías”, dijo.
Hoy existen en China 33 parques eco – industriales nacionales en China construidos recientemente, y 80 en desarrollo. Además de 8 en diferentes provincias.