Israel es el país más desarrollado de Medio Oriente y el más industrializado. El porque hay que buscarlo en su historia, que es no muy extensa.
Israel es un Estado fundado por una gran mayoría de migrantes llegados de diversas partes del mundo, pero fundamentalmente desde Europa. También desde Estados Unidos o Argentina, por caso, pero que a su vez tenían sus orígenes europeos. Pero, además, los recién llegados eran – también en su gran mayoría- gente con formación académica, con oficios y mentalidad empresaria.
Podemos señalar que esta particularidad de la nueva población asentada dio a ese país una configuración cultural distintiva en la zona. Un pueblo educado en la mentalidad capitalista europea instalado en un área poblada fundamentalmente por musulmanes que habían vivido durante siglos en un contexto colonial, primero bajo el imperio turco y luego bajo el inglés.
El Estado de Israel -creado a partir de una decisión de las Naciones Unidas en 1948- entendió muy tempranamente que debía fortalecerse económicamente para sobrevivir en un ambiente hostil. (recordemos que los pueblos árabes y persas de la zona jamás aceptaron la creación de ese Estado).
Sin recursos naturales y con poco espacio, la alternativa fue generar rápidamente un poderoso sector industrial. Así crearon en 1921 la Asociación de Fabricantes de Israel (AMI) y en 1962 la Asociación de industrias de Kibutz.
Sin embargo, no fue sino hasta la consolidación territorial ya en las década de 1970 – 1980, que comenzó a consolidarse lo que hoy conocemos como el poderoso complejo industrial tecnológico de Israel. Fue una decisión de estado convertir a este país en una potencia tecnológica y fue la década de 1990, cuando el sector de alta tecnología israelí se alimentó con grandes sumas recaudadas a través de un programa gubernamental destinado a alentar la inversión local de capital de riesgo.
En 20 años, la nueva Startup Nation tenía un sector tecnológico floreciente, con exportaciones de u$s 22.000 millones al año y una fuerza laboral de más de 100.000 personas. Hoy, la Asociación Israelí de Industrias Electrónicas y de Software producen alrededor del 50% del total de las exportaciones de Israel.
En Israel se contabilizan 6.235 firmas de alta tecnología, entre ellas, 84 de ciberseguridad donde es el primero del mundo aventajando a EE.UU. Esas empresas son las que permiten que el PBI per cápita alcance u$s 40.000.
Parques industriales
En Israel las llaman zonas industriales y son un pilar fundamental de la economía. En la actualidad hay 91 y albergan un amplio espectro de fabricantes israelíes orientados a la exportación y un número menor de corporaciones internacionales.
Pero lo que los distingue son los parques industriales de alta tecnología. Muchos de ellos comenzaron como zonas industriales locales, mientras que otros fueron diseñados específicamente para empresas tecnológicas. Las empresas abarcan desde startups de una sola persona hasta grandes corporaciones con miles de empleados. Cada parque tiene su propia combinación única de servicios, activos y enfoque comercial.
Cerca de la mitad de los parques industriales se los puede catalogar como parques científicos tecnológicos. El más importante es Herzliya Pituah, en Tel Aviv que cuenta con 1500 compañías en el área, incluidas Verint, Microsoft, EMC, Pandatech y Apple, que recientemente alquiló 18.000 metros cuadrados en uno de los nuevos edificios.
Parques en las Colonias
Aclaración: como publicación dedicada a los parques industriales nos dedicamos a mostrar la realidad de este tipo de estructuras económicas alrededor del mundo. No hacemos análisis político o geopolítico, ni asumimos una postura política definida acerca de los acontecimientos a los que nos referimos.
El caso del conflicto palestino – israelí no es un tema que nos convoque y no haremos declaración alguna al respecto. Sin embargo, la realidad de los parques industriales en la zona en disputa es una realidad que no podemos obviar.
Desde hace muchos años el estado israelí fomenta la instalación de colonias en Cisjordania, territorio gobernado por la Autoridad Nacional Palestina. Estos asentamientos fueron declarados por las Naciones Unidas como ilegales y su ocupación por pobladores israelíes y por las fuerzas armadas de ese estado son condenadas en todos los foros internacionales.
Sin embargo, hace unos días, el primer ministro Benjamín Netanyahu dijo en el marco de la campaña política para su reelección que si es elegido anexará una parte de esos territorios (el valle del rio Jordán) al Estado de Israel.
La estrategia de ocupación israelí de estos territorios, es sabido desde siempre, tiene como objetivo final la incorporación como parte del país.
Los parques industriales forman parte de ese juego geopolítico. Las colonias que se asientan en esos territorios necesitan un soporte económico. Por eso es que el gobierno fomentó e instaló en los territorios ocupados 14 parques industriales -de los 91 que mencionamos-.
Aunque los consideramos israelíes porque son manejados por empresarios de ese país y pertenecen al Estado de Israel, están asentados en territorio que “formalmente” pertenecen a Palestina bajo el gobierno de la Autoridad Nacional Palestina.
Incluso, la organización estatal que lleva registros de los parques industriales y que les otorga los beneficios económicos que corresponden los incluye en su listado oficial.
La justificación es que genera trabajo para los palestinos, lo cual es real en términos cuantitativos.
Más allá de las consideraciones políticas del caso, es notable como los parques industriales forman parte de las estrategias geopolíticas de un país y se transforman en herramientas clave de ocupación y de producción.