La pandemia del Covid 19 impuso a los gobiernos la necesidad de implementar una serie de medidas para contener la transmisión del virus, salvar vidas y brindar asistencia médica a la población afectada. En muchos países del mundo y de acuerdo a la recomendación de numerosos especialistas y la OMS, el distanciamiento social constituye la principal medida para evitar los contagios masivos y el consiguiente colapso de los sistemas sanitarios y la pérdida de numerosas vidas humanas.
La información que surge de la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) para el mes de abril y del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) para el mes de marzo, refleja con claridad el impacto de la pandemia en el trabajo registrado, interrumpiendo así, la incipiente recuperación que se había vislumbrado en febrero.
En marzo, mes que comenzaron las medidas del aislamiento social, a partir de la información del SIPA se contabilizaron 105 mil trabajadores registrados menos en relación al mes anterior (en la variación desestacionalizada), este número representa una caída del 0,9% en la cantidad total de personas ocupadas en la economía formal. En este contexto, todos los sectores de la economía, con excepción de los Servicios de salud y el Suministro de electricidad, gas y agua, vieron reducido su nivel de empleo en marzo en relación a febrero.
En el mes de abril, de acuerdo a la información relevada por la EIL, el nivel de empleo asalariado en empresas privadas de más de 10 trabajadores (en los principales aglomerados del país), mostró una contracción similar a la del mes pasado. En efecto, la caída del empleo fue del 0,6%, cuando la baja en marzo había sido del 0,5%. El mecanismo de ajuste del empleo asalariado se explica por el casi nulo nivel de contrataciones de nuevo personal registrado durante el período analizado. Frente al escenario impuesto por la pandemia, las empresas decidieron congelar las contrataciones habituales, de forma tal que, a pesar de observarse también una drástica contracción en el volumen de desvinculaciones, las que se encuentran en su mínimo histórico, superaron a las casi nulas incorporaciones, provocando la caída del nivel de empleo.
Por su parte, en marzo 2020, según los últimos datos disponibles en el SIPA, el salario promedio real de las y los trabajadores registrados bajo relación de dependencia de empresas privadas fue un 0,5% superior al verificado en marzo de 2019. Es decir, aun en un contexto de caída general de la actividad económica, el poder adquisitivo de los asalariados formales se mantuvo levemente por encima en la comparación interanual.
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