Al evaluar el cierre de 2025, la Unión Industrial Argentina (UIA) trazó un diagnóstico preocupante sobre la situación del sector manufacturero y planteó una hoja de ruta orientada a recuperar competitividad el próximo año. Martín Rapallini, presidente de la entidad, destacó el rol de la industria en el proceso de desaceleración inflacionaria, aunque alertó por la fuerte caída de la actividad y la aceleración de la pérdida de empleo.
En declaraciones difundidas por Forbes, el dirigente empresarial sostuvo que la industria atraviesa una transición compleja en el marco del nuevo esquema macroeconómico. Si bien valoró el orden fiscal y la baja de la inflación, advirtió que todavía persisten serias dificultades a nivel microeconómico que limitan la capacidad de las empresas locales para competir frente a los productos importados.
Un balance de 2025 marcado por la caída de la actividad
Según el análisis de la UIA, el balance de 2025 muestra un sector golpeado por la recesión, el elevado costo financiero y tasas de interés que siguen siendo restrictivas. La producción manufacturera acumuló varios meses de caída interanual, con especial impacto en ramas ligadas al consumo masivo, como textil, calzado y materiales para la construcción, que continúan muy por debajo de los niveles alcanzados en 2022.
La industria como ancla del proceso de desinflación
Rapallini remarcó que, pese a ese contexto adverso, la industria actuó como un factor de contención inflacionaria. “Mientras la inflación general se movió entre 150% y 170%, los precios industriales aumentaron en torno al 80% o 90%”, explicó. En contraste, señaló que los servicios registraron subas muy superiores, lo que refuerza —desde su visión— el aporte del sector productivo al proceso de estabilización.
Empleo industrial: aceleración de la pérdida de puestos de trabajo
Ese esfuerzo tuvo consecuencias directas sobre el empleo. El titular de la UIA reconoció que la destrucción de puestos de trabajo se intensificó hacia el final del año. “Durante varios meses la pérdida fue de entre 1.200 y 1.500 empleos mensuales, pero en el último bimestre el ritmo se aceleró hasta niveles cercanos a los 4.000”, detalló.
Apertura comercial y advertencias sobre competencia desleal
El diagnóstico se da en paralelo a una mayor apertura comercial impulsada por el Gobierno nacional como herramienta para moderar precios. Desde la UIA aclararon que no rechazan la integración al comercio internacional, pero sí advirtieron sobre los riesgos de una apertura sin reglas claras.
Rapallini alertó sobre prácticas como el dumping, la subfacturación o el contrabando, que —según indicó— generan competencia desleal para la producción nacional. “El aislamiento es negativo, pero también lo es competir en condiciones desiguales”, afirmó.
El reclamo por el “costo argentino” y la agenda 2026
El presidente de la UIA cuestionó que la baja de precios se busque exclusivamente a través del aumento de importaciones, sin atacar el peso de los costos internos, como la carga impositiva, la logística, el financiamiento y la energía.
Como referencia, mencionó a países como Brasil, México, Chile y Uruguay, que combinan apertura comercial con políticas activas para fortalecer la competitividad de sus empresas. “Eso es lo que necesitamos replicar en Argentina”, sostuvo.
En ese marco, planteó que la agenda 2026 debe incluir una reforma fiscal, una modernización laboral, tasas de interés más bajas y herramientas eficaces de defensa comercial.
Tasas de interés y acceso al financiamiento
En relación con el crédito, Rapallini sostuvo que, aunque se observa una tendencia a la baja, las tasas siguen muy por encima de los estándares internacionales. “Con una inflación cercana al 20%, las tasas deberían converger a esos niveles y, en el mediano plazo, acercarse al costo del financiamiento externo, que ronda el 6% o 7%”, explicó.
Litigiosidad laboral y presión sobre las pymes
Otro punto crítico mencionado por la UIA es la litigiosidad laboral. Rapallini describió una paradoja: menos accidentes de trabajo, pero un crecimiento récord de los juicios. Según datos de la entidad, se registran 114 litigios cada 10.000 trabajadores, frente a apenas seis en Chile, con niveles similares de siniestralidad.
Actualmente, el sistema acumula alrededor de 640.000 juicios laborales, lo que equivale a casi el 10% del empleo formal. Para el dirigente industrial, esta situación afecta especialmente a las pymes, fomenta la informalidad y desalienta la creación de empleo.
Un 2026 desafiante, pero con oportunidades
De cara a 2026, Rapallini anticipó un escenario exigente, aunque con oportunidades. Señaló que una eventual recuperación dependerá de la reactivación de la demanda, el acceso al crédito y un repunte de la inversión productiva. También destacó el potencial del sector energético como motor estratégico para el desarrollo industrial y la generación de valor agregado.
“Los empresarios somos optimistas por naturaleza”, concluyó. “Todos los días vemos proyectos, ideas y una enorme capacidad de trabajo en todo el país. Si se generan las condiciones adecuadas, Argentina tiene margen para sorprender con crecimiento y recuperación del empleo industrial”.

