En la industria, la realidad pasa por “tener que levantarse a la mañana para pagar una quincena, porque tenemos que saber de dónde sacar la plata”, muy diferente al otro mundo, el que habla del dólar, de la fuga, de la situación política”, dijo Leonardo Wagner a Conexión Parques.
“No hay una interfaz entre la realidad y la legislación”, reflexionó en el programa radial del jueves pasado, desde el lugar que le confiere ser el presidente del Departamento de Infraestructura y Parques Industriales de la @UIPBA, vicepresidente de la @UIQuilmes y director ejecutivo @PILabernalesa.
El dirigente industrial explicó la disociación que muchas veces aparece entre la realidad cotidiana e in situ y la que se maneja en microclimas ajenos a esa práctica.
Vino a cuenta del ejemplo que puso acerca del control del medio ambiente en las actividades industriales, que llegó al país inspirado en normas europeas.
“Hay mucha más gente dedicada a abrir todos los días una industria que gente hablando del dólar y de las otras cuestiones que aparecen en los diarios, manifestó el abogado.
Yendo al tema específico del medio ambiente, tras poner de relieve que “nadie, en su sano juicio, hoy en día, puede llegar a discutir que tiene que haber conciencia ambiental de la industria, subrayó que, como todo el mundo incide negativamente, deben existir controles”.
Subrayó que como en Argentina funciona un triple nivel de gobierno, es decir, reglamentaciones federales, provinciales y municipales, lo que se hizo en esa materia fue actualizar algunos parámetros normativos, como la modificación del decreto 1741, que reglamenta la Ley de la Radicación Ambiental, y se pusieron requisitos más altos. “Aquello fomentó que la gente pase a la clandestinidad, porque el proceso de cumplir esos requisitos es muy largo y costoso. Se votó una ley sin un análisis previo, sin tener caminado el territorio”, indicó.
Añadió en tal sentido: “No necesariamente todo aquel que llenó todos los papeles en forma muy eficiente y que logró una categoría menor a 3, quiere decir que contamine menos que una categoría 3, porque una categoría 2 puede contaminar mucho más que un categoría 3”.
Para concluir que “los funcionarios que levantan la mano en un Concejo Deliberante o en un senado provincial, no conocen la realidad de la industria ni la problemática del reordenamiento urbano. Eso es lo que está pasando: no hay una conciencia, no hay una interfaz entre la realidad y la legislación”.
Al ser consultado acerca de si les va a faltar o no el gas a las industrias, respondió que depende de un montón de variables.
Tras aclarar que “en nuestro país, regulan a la industria” a diferencia de otros países donde “se le corta el gas al domicilio”, puso como ejemplo que “el año pasado le cortaron el gas a las estaciones del gas licuados de suministro de gas automotor” y que lo que “se está proponiendo desde la Unión Industrial es que, si va a faltar gas, se haga un programa de ahorro energético para que, los que tenemos producción continua, podamos coordinar cómo vamos a desacoplar el consumo”.
De nuevo, dar participación en las decisiones alos que viven la realidad diaria de poner en funcionamiento una unidad productiva, de la que dependen muchos empleos.
Lo que deben procurar quienes están detrás de los escritorios, en definitiva, es “generar las condiciones para que el gas nos sobre”.
El diálogo completo de la entrevista a Leonardo Wagner, presidente de infraestructura y parques industriales de la Unión Industrial de Buenos Aires, vicepresidente de la Unión Industrial de Quilmes y director ejecutivo del Parque Industrial la Bernalesa,fue el siguiente:
CP: -¿Qué está pasando con la categorización de las empresas en la provincia de Buenos Aires?
LW: -Puntualmente, la realidad de la provincia de Buenos Aires está separada prácticamente en dos bloques. Uno es el bloque territorial de los municipios del primer cordón (AMBA) y después está el resto de la provincia de Buenos Aires, que se va haciendo cada vez más difuso hacia un territorio de uso más rural. Los establecimientos industriales en el cinturón metropolitano tienen una particularidad, que es un conflicto con el uso del suelo urbano. Entonces, al tener una densidad tan alta, la conurbación que determina ese bloque de edificios que se ve desde La Plata hasta Campana tiene una convergencia de uso urbano e industrial. Todo eso genera un conflicto por el uso del suelo y termina siendo muy importante en determinadas áreas como San Martín, Quilmes, Lanús, etc. en las cuales se necesita un lugar específico para ejercer la actividad industrial. Si bien el lugar ideal es el Parque Industrial, en toda el área metropolitana no hay tierras para desarrollarlos. Con lo cual, hay que habilitar espacios alternativos para poder hacer una verdadera política de reordenamiento urbano-industrial, que es una tarea que nos estamos debiendo. En función de eso, cuando uno va a habilitar una industria, se encuentra con la convergencia normativa interdisciplinaria, que es un trámite verdaderamente largo porque el empresario se encuentra subordinado al cumplimiento de un montón de requisitos que le hacen perder el foco de su actividad. Toda esa convergencia termina en una categorización: se aplica una fórmula polinómica a la actividad en donde se analiza puntualmente la superficie que toma, la cantidad de empleados, la potencia, la manipulación de las materias primas y el producto, el dimensionamiento del lugar, etc. Si esa fórmula polinómica resulta en un puntaje de menos de 11, quiere decir que estás dentro de la categoría 1; y si da entre 11-24, de la categoría 2 y más de 25, categoría 3. Todo esto parece simple, pero implica subordinarse a un régimen individual. Las categorías 1 y 2 las controla la municipalidad y las categorías 3 son controladas por la provincia de Buenos Aires. Desde que se sancionó la ley 11.459 de Radicación Industrial en la provincia de Buenos Aires, se empadronaron 50 mil empresas industriales. De esas empresas, solamente el 6% eran categoría 3. Con la modificación del decreto 519 en 2019, pasaron de ser del 6% al 27%. Todas esas industrias Pymes se encuentran obligadas a cumplir un montón de requerimientos ante la autoridad de aplicación, como tipo de fluentes, tipo de contaminación ambiental, calderas, particulado; es agobiante. Hoy, ser categoría 3, implica tener un departamento de medio ambiente en la industria que por lo menos tenga dos personas. Eso es parte del costo argentino y es algo que, verdaderamente, no se habla.
CP: -¿Por qué sería innecesario? ¿Qué es lo que podría evitarse? Porque el cuidado del ambiente es necesario.
LW: -El control no significa burocratización. Se puede hacer una tarea de forma eficiente o deficiente. Nadie, en su sano juicio, hoy en día, puede llegar a discutir que tiene que haber una conciencia ambiental de la industria. Hoy todo el mundo incide negativamente en el medio ambiente y, por eso, la actividad debe ser controlada. De eso no hay duda. El tema es el desafío que tenemos que discutir: ¿cómo hacemos ese control? Tenemos un triple nivel de gobierno, es decir, tenemos reglamentaciones federales, provinciales y municipales. En una jurisdicción se está subordinado a cumplir la reglamentación de la nación, de la provincia y la municipal.
CP: -¿Hay municipios que son más o menos flexibles que otros? ¿Qué es lo que pasó que de un día a otro que la categoría 3 pasen a ser un 27%? ¿Por qué creció tanto? ¿Qué es lo que llevó a ese salto?
LW: -La norma es la norma; debería ser interpretada y aplicada en forma homogénea. Pero, sí, hay municipios que tienen una interpretación un poco más amigable y, otros, no tan amigables. Lo que pasó es que se importó una norma de Europa. En este caso, se hizo una actualización de los parámetros normativos y se modificó el decreto 1741, que era el decreto reglamentario de la Ley de la Radicación Ambiental, y se pusieron requisitos más altos. Aquello fomentó que la gente pase a la clandestinidad, porque el proceso de cumplir esos requisitos es muy largo y costoso. Se votó una ley sin un análisis previo, sin tener caminado el territorio. Los funcionarios que levantan la mano en un Concejo Deliberante o en un senado provincial, no conocen la realidad de la industria ni la problemática del reordenamiento urbano. Eso es lo que está pasando: no hay una conciencia, no hay una interfaz entre la realidad y la legislación.
CP: –Andrés Maje, presidente del parque industrial Don Julio Esteberlín, daba un ejemplo en sus redes sociales: “Una empresa, grupo 3, si tiene una superficie superior a 7000 metros cuadrados y necesita energía para funcionar mayor a 2000 hp, aún si no generara residuos, entra en el problema que se debate”. ¿Esto es así?
LW: -Eso es así. En el medio se está discutiendo si es posible radicar o darle la habilitación a una generadora de energía. Cuando se tiene un sistema legal que lo que te obliga es a llenar papeles o formularios en la web, se tiene una desconexión con la realidad, porque no necesariamente todo aquel que llenó todos los papeles en forma muy eficiente y que logró una categoría menor a 3, quiere decir que contamine menos que una categoría 3, porque un categoría 2 puede contaminar mucho más que un categoría 3. Por eso, lo que hay que buscar es una solución disruptiva, que haga más eficiente todo el sistema de habilitación o de radicación industrial en la provincia más industrial de nuestro país.
CP: -¿Y cómo se empezaría a hacer ese debate o empezar esa solución disruptiva?
LW: -Lo primero es destacar estos espacios de difusión y divulgación, que no son muchos. Hay que generar estos espacios, cuidarlos y apoyarlos porque el tema no se habla, no está en ninguna agenda política. Después, convocar al industrial porque no lo hacen esto los técnicos. Entonces, primero hay que hacer una interfaz de realidad: ¿qué se puede hacer ¿qué financiamiento hay para hacerlo? Y hay que empezar a hablar de un código general provincial de habilitaciones industriales.
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CP: -¿Cómo vinculamos la problemática del abastecimiento de gas con los Parques Industriales?
LW: -El tema del gas está vinculado a la infraestructura y a una cuestión de todos los males crónicos que tenemos en nuestro país. En 1993, se empezó a modificar todo el sistema energético del país, y se generó un sistema de energía, enfusiendo energía eléctrica y gas, dentro de un sistema de libre concurrencia en el mercado. Funcionó muy bien hasta que se empezó a desacoplar con el valor del dólar y, la salida de este régimen fue en 2001/2002. A partir de esa fecha dramática, en la cual salimos violentamente del régimen de convertibilidad del peso, empezó a notarse la interferencia del Estado mediante subsidios a la tarifa. Hasta esa fecha (2001/2002), no había subsidio por parte del Estado para la tarifa de gas. El industrial y el usuario final domiciliario pagaban la verdadera tarifa. Cuando se empieza el sistema de subsidios, empieza a perder eficiencia el sistema, y, cuando eso pasa, desaniman toda posible inversión productiva. Empezó a desaparecer o a disminuir la exploración del hidrocarburo y, por consiguiente, del gas. Con toda esa desinversión, empezamos a tener un envejecimiento, una anticuación del parque de generación y graves problemas de infraestructura que afectan el desarrollo de gas. Si va a faltar o no gas depende de un montón de variables. En nuestro país, regulan a la industria, no como en otros países donde se le corta el gas al domicilio. El año pasado, por ejemplo, le cortaron el gas a las estaciones del gas licuados de suministro de gas automotor. Lo que se está proponiendo desde la Unión Industrial es que, si va a faltar gas,, se haga un programa de ahorro energético para que, los que tenemos producción continua, podamos coordinar cómo vamos a desacoplar el consumo. Lo que hace falta es generar las condiciones para que el gas nos sobre.
CP: -¿Algún mensaje final?
LW: – Hay dos esferas, dos mundos paralelos en nuestro país. Todo el mundo habla del dólar, de la fuga, de la situación política. Y la otra realidad es la de todos los que tenemos que levantarnos a la mañana para pagar una quincena, porque tenemos que saber de dónde sacar la plata. Hay mucha más gente dedicada a abrir todos los días una industria que gente hablando del dólar y de las otras cuestiones que aparecen en los diarios. Estoy convencido que, si empezamos a mirar verdaderamente a todos los que hacen el trabajo productivo día a día, ese es el lugar donde vamos a encontrar nuestro desarrollo futuro.