El chavismo fue a la Asamblea Anual de Fedecámaras por primera vez en 20 años y tendió puentes con los sobrevivientes de la industria, incluidos sus Parques.
La vicepresidenta del chavismo, Delcy Rodríguez, concurrió al evento de Fedecámaras en momentos en que la industria (los Parques), el comercio y la actividad inmobiliaria ya se encontraban en modo supervivencia y necesita de que el chavismo le tienda puentes.
El contexto: un nivel paupérrimo de operatividad del sector manufacturero. Acumulaba 34 trimestres consecutivos de caída: por la crisis económica de arrastre, que la cuarentena decretada para frenar la propagación del Covid-19 agravó.
El cuadro de situación: más de la mitad de las empresas no llegaba a utilizar ni el 20% de la capacidad instalada. Y apenas un 2% operaba por encima del 50%. Así surgía de la Encuesta Cualitativa de Coyuntura Industrial de la Confederación Venezolana de Industriales –Conindustria– .
Por entonces, el chavismo versión Nicolás Maduro declamaba ante el mundo una apertura en las relaciones económicas y dialogar para la normalización de las instituciones.
En tales circunstancias, Fedecámaras Carabobo, el Estado que por años fuera “industrial” en Venezuela, informó que se activaron distintos convenios con varios estados, bloques en el centro, oriente y occidente del país“.
Destacó como urgencia rescatar la zona industrial de Valencia. ”Lo hemos conversado con el gobernador Rafael Lacava”, acotó a la publicación El Carabobeño, pero la condición para avanzar es que “prive la confianza en el sector empresarial”.
Según datos de la Cámara de Comercio de Puerto Cabello, están dadas las condiciones: hubo un aumento en ciertos rubros en las exportaciones e importaciones desde el puerto de esa ciudad e ingresaron materias primas para reactivar la producción en el país.
Otro gesto del régimen de Maduro hacia los inversores privados fue licitar los paquetes accionarios de varias empresas públicas.
Las empresas transformadoras de esa materia prima, así como grandes ensambladoras automotrices, abastecían al mercado nacional, convirtiendo a la entidad en una de las principales del país, por detrás de Caracas y el petrolero estado Zulia.
El Parque Industrial carabobeño estuvo operando al 20 % de su capacidad instalada, según especialistas consultados.
La continua escasez de materia prima, el deterioro de equipos y la imposibilidad de adquirir nueva maquinaria habían ido mermando su eficiencia.
Fuentes de Fedecámaras insisten en que el ámbito político no ayuda demasiado, pero notan alguna apertura.
“La inadecuada forma de diseñar la política económica en el país, con grandes restricciones a las iniciativas privadas y donde el Ejecutivo Nacional pretendió asumir el papel de empresario, produjo el deterioro de las funciones de producción, al punto de llegar a las empresas industriales. Estas se encuentran hoy prácticamente paralizadas y su situación ha generado pérdida de muchas fuentes de trabajo, entre ellas, las ensambladoras de vehículos, fabricantes de cauchos y de partes automotoras”, es el diagnóstico más mencionado.
Factores perjudiciales
El presidente de la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), Adán Celis, puntualizó los factores que, a su juicio, resultan perjudiciales para el Parque industrial: “La hiperinflación destruyó el ingreso de los venezolanos y, por ende, su poder adquisitivo. Tenemos unas empresas que tienen costos por el 100 trabajando solo al 20, por lo tanto, no son productivas”.
“Entre 25 % y 35 % de nuestros trabajadores se ha ido del país en busca de mejores oportunidades. Estamos perdiendo mano de obra calificada. Toma años entrenar a un trabajador para que sea eficiente en su labor”, argumentó, lo cual avala la cantidad de venezolanos que emigraron.
Sin embargo, dentro del ala negociadora de los empresarios se llama la atención de que, si bien es evidente que se fue mucha gente del país, “hay síntomas de que quieren regresar. El tema de las sanciones económicas debe tratarse con mucho cuidado. Ojalá puedan flexibilizarse”, aducen.
Un fenómeno de reciente data que está afectando al Parque Industrial, a la pequeña y mediana empresa, así como a las cadenas agroproductivas del país y a otros sectores es la llamada “economía de bodegones”. Consiste en que ahora el gobierno nacional permite la importación de productos puerta-a-puerta por parte de particulares, ocasionando que el mercado venezolano esté inundado de artículos provenientes del exterior a precios con los que aquellos “hechos en Venezuela” no pueden competir.
Una de las prioridades es echar a andar a las ensambladoras automotrices, de las que depende el principal movimiento dentro del Parque Industrial de Carabobo.
La capacidad instalada que tenían en el país era de 200.000 unidades anuales. Solo en el Estado Carabobo hacían vida las empresas Ford, General Motors (GM), Encava y Fiat Chrysler Automobiles (FCA).
De ellas, GM cerró operaciones en Venezuela en abril de 2017 y dejó de producir un poco más de 40.000 vehículos al año, al igual que Ford.
En la Federación Unitaria de Trabajadores Automotrices, Autopartistas y Conexos (Futaac) sostienen que la producción nacional es prácticamente inexistente y explican que las pocas unidades que se preensamblan en el país se deben al pequeño aporte que hacen empresas mixtas como Chery, Civetchi o Yutong, lo que apènas representaría 1 % de la producción venezolana.
En el caso de Fiat Chrysler, su capacidad era de 14.000 unidades anuales y las de Ford y GM triplicaban la de FCA. Esta logró importar 90 unidades y Ford aproximadamente 500, recalcando que ya son unidades que vienen totalmente armadas y que dejan de brazos cruzados a las empresas proveedoras dentro del Parque Industrial.
La escasez de materia prima, la situación crediticia, la contracción del mercado automotriz venezolano, la hiperinflación y, por último, la burocracia y opacidad de las políticas económicas constituyen, según la visión sindical, un crudo reflejo de la crisis económica por la cual atraviesa Venezuela.
La parte positiva dentro de este panorama es que las multinacionales aún permanecen en ese casi nulo movimiento para sobrevivir y mantenerse en el país, esperando a que la situación económica mejore algún día.
La condición sine qua non para que haya una solución al grave problema político e institucional que existe en el país, pasaría por enrumbarse a una real recuperación y elevación de la producción.
“Que el venezolano recupere su poder adquisitivo y así crear nuevamente un mercado automotriz nacional, porque no sirve de nada ofertar vehículos cuando no existe una demanda o ésta es muy baja”, sería la premisa.
A partir de la producción de cero automóviles, se arrancaría con una estrategia de preensamblaje. Implica que el vehículo llegue a la planta de producción ensamblado solamente en su estructura principal y ya pintado, para luego armarlo internamente, incluyendo sus puertas y accesorios.
La propuesta permitiría reactivar lentamente la industria, actualizar tecnología y entrenar al personal, además generar empleo, resalta la representación laboral.
La recuperación del Parque Industrial carabobeño y del país tiene otros requerimientos, según el presidente de la Fedecámaras local: dejar en manos del sector privado las industrias que fueron expropiadas y aplicar medidas económicas que conduzcan al uso racional de los recursos.
Como ser, la creación y fortalecimiento de la pequeña y mediana industria, que servirían de base a la gran industria para su eficiente desarrollo y crecimiento.
En Conindustria van un poco más allá y argumentan que se necesita un cambio estructural en todos los ámbitos de la economía, que empieza por fomentar la confianza y claridad en las reglas del juego: bajar las cargas impositivas, que en la actualidad asfixian a los pocos que aún producen en el país.
La Cámara de Industriales del estado Carabobo subraya la necesidad de que estén garantizados los servicios básicos, tales como electricidad, gas, gasolina y agua si se pretende garantizar el funcionamiento del Parque Industrial.
Reclaman por la competitividad con compañías de otros países. “En Perú, por mencionar un país, la nacionalización de un producto o de una materia prima es de máximo 48 horas. En Carabobo es de dos semanas. No hay manera de competir con tales inequidades”, ponen como ejemplo.
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Según datos del INE y la CIEC, en 60 Parques Industriales de Carabobo se concentraba 90 % de la industria del caucho, 72 % de las autopartistas, 64 % de las ensambladoras, 60 % del ramo químico, 55 % de alimentos y 60 % de la agroindustria.
Conindustria reportó que durante los últimos 10 años (2011-2021), el PIB real del sector manufacturero nacional se redujo en tal magnitud que descendió hasta -94%, proyectándose para ese año que el aporte del PIB de la manufactura venezolana será de tan solo un 5.7%, mientras que en 1998, había sido 17%.
La cantidad de establecimientos industriales es menor que la reportada en 1953, lo que evidencia la destrucción paulatina del aparato productivo, sintiéndose con mayor fuerza durante los últimos 10 años, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística –INE- y de Conindustria.
En la década de los ´50 se reportaban 2.564 establecimientos industriales, lo que se traducía en 5.46 empresas por cada 10.000 habitantes, en tanto que a finales del 2020 se registraron 2.121 establecimientos industriales (0.69 empresa por cada 10.000 habitantes).