Samuel Campos es general manager para Latam de Newmark Knight Frank, una de las compañías globales de servicios inmobiliarios corporativos más importantes a nivel mundial.
Tras presentar su exposición ¿Dónde instalar una nueva operación? en el congreso Pyme de Somos Industria, dialogó con Conexión Parques acerca de la imagen de Argentina como escenario para encarar inversiones productivas, entre otros temas.
Conexión Parques: En su disertación presentaba una serie de métricas destinadas a disminuir el riesgo y optimizar la inversión a la hora de, por ejemplo, decidir dónde radicar un Parque Industrial. Ahora, ¿cómo se hace en un país como Argentina que no tiene moneda propia, su moneda de referencia -el dólar- triplicó su costo en 18 meses, tiene tasas de interés que van del 50 al 70% y la inflación anual es del 60%?
Samuel Campos: Al principio de la disertación comentamos lo que primero con lo que se debía contar era con un caso de negocio.
Si ese caso de negocio ya te dijo que puedes salir fuera de tu país y ya tienes ciertas seguridades en términos de financiamiento y de rentabilidad, puedes salir a buscar.
Lo que sigue es detectar cuáles son las fortalezas que harán que tu proyecto sea exitoso.
En ese sentido, analicemos las fortalezas de Argentina: tiene un gran nivel educativo, tiene una gran calidad de vida, tiene una gran calidad de servicios, y, entonces, cuando ya tienes factores de éxito que aplican bien para la Argentina ves con qué proyecto puede empatarse.
Entonces puedes traer desarrolladores de software, empresas de comercio electrónico, todos temas relacionados con procesos de mucho valor arreglado y no necesariamente limitarse a la producción de manufacturas.
En síntesis, aún con la crisis hay grandes áreas de oportunidad. Las crisis siempre traen oportunidades, y con todas las ventajas que tiene Argentina en términos de la calidad de su gente hay un gran número de proyectos que pueden caber en el país.
CP: Uno de los resultados de las devaluaciones es que las empresas argentina en términos relativos han bajado su valor, ¿recomendarías a un inversor internacional invertir en Argentina?
SC: Si, claro. Y vuelvo al primer punto. Cuando tu caso de negocio ya está bien definido, Argentina es una gran opción. Por ejemplo, una empresa de desarrollo de software: tiene insumos importados como equipos informáticos en los cuales gastarás una vez cada dos años, tendrás una instalación que será una inversión única y el resto de tu costo se dividirá entre nóminas salariales y un alquiler de espacio laboral que, probablemente, alcance entre el 10 y el 12% de tu proyecto y el resto será el costo laboral.
Entonces cuando tienes una devaluación pasan dos cosas: te vuelves más competitivo, pero, al mismo tiempo, está obligado a compensar a tu gente siguiendo la inflación para que su calidad de vida no disminuya.
CP: ¿A qué plazas latinoamericanas recomendaría prestar atención?
SC: Depende del sector del que estemos hablando. Si se trata de tecnología de la información, ciertamente Argentina es un candidato principal, México podría ser otro y también Brasil, aunque en menos medida. En materia de call centers u oficinas de respaldo nuevamente estará Argentina y también entran a jugar Costa Rica, Uruguay y Colombia.
Si se habla de procesos de manufactura, la competencia estará entre Brasil, México y, un paso más atrás, a Colombia. En equipamiento médico, Costa Rica juega muy fuerte, así como lo hacen Panamá y Colombia en logística.
Volviendo al punto anterior, el secreto es que Argentina descubra sus fortalezas -que las tiene- y en base a ella desarrolle sus estrategias de atracción de inversiones.
CP: El Mercosur firmó con la Unión Europeo un acuerdo de libre comercio, así cómo México integra el NAFTA junto a Estados Unidos y Canadá. Si hacemos un juego de semejanzas, en cierto sentido, México y Argentina tienen ciertas similitudes entre sí, así como Estados Unidos y Canadá las tienen con la Unión Europea. Tras 25 años de vigencia del NAFTA, ¿cuál fue el balance para México?
SC: Extraordinariamente positivo. Hay un México antes del NAFTA y un México después del NAFTA. Si bien no tengo los números precisos, la balanza comercial mexicana se multiplicó por 20.
Antes del NAFTA, México era un país con una gran disparidad social que gracias a este tratado se redujo mediante un enorme crecimiento de la clase media mexicana lo que permitió una gran estabilidad en el país y que grandes crisis financieras que afectaron al resto del mundo, gracias a este tratado de libre comercio, la zona las pudo superar rápidamente: la crisis inmobiliaria de 2008 México la supera en un semestre; la crisis del 94-95 que originó el ‘efecto Tequila’, fue superada a que gracias por el tratado, el Tesoro estadounidense liberara grandes cantidades de fondos para evitar una crisis que hubiera sido catastrófica. En mi opinión es lo mejor que le pasó a México en los últimos 30 años.
CP: México es un país que tuvo un crecimiento económico muy grande a pesar de las grandes turbulencias políticas, ¿cómo se hace para crecer más allá de la coyuntura política?
SC: En términos de política económica hubo mucha continuidad que no se vio afectada por los temas políticas:
Ahora hay un presidente (Andrés Manuel López Obrador, N. de la R.) con una orientación económica diferente y lo que estoy viendo es que como economía, México se sostendrá sobre la gran base de empresas exportadoras que ya existe en el país y cuyo derrame mantendrá girando rueda de la economía.