La minería deparó en 2021 estos números: US$ 3.230,54 millones de exportación, US$ 226,8 millones de inversión con el 80% de la renta sin salir del país. Las proyecciones indican la urgente necesidad de invertir en infraestructura logística, ordenamiento territorial así como en capacitación a las pymes proveedoras y sus colaboradores.
La inversión en la exploración de la minería en el país fue superior a las de 2015 (US$ 124 millones), 2016 (US$ 151 millones) y 2017 (US$ 209 millones), pero estuvo por debajo de los US$ 240 millones de 2019, según la calificadora Standard & Poor’s
Y dado que el grueso de la facturación se destina a la exportación, de cada USD 100 que venden las empresas de minería, casi 70 (el 68,2%) se convirtieron en nuevas divisas para la economía.
Datos disponibles del BCRA concuerdan en que, desde 2003, absolutamente todos los meses las empresas dedicadas a la minería trajeron más divisas por exportaciones e IED al país de las que sacaron por remisión de utilidades e importaciones.
La minería es un sector que, en la actualidad, genera empleo de calidad para más de 85 mil personas, ocupamos el sexto lugar en el complejo exportador argentino, pero el 80% de lo que se produce queda en el país”, fue puesto de relieve en el informe sectorial.
“Por ser la minería, justamente, una industria netamente exportadora, fuimos uno de los tres sectores que, el año pasado, generó entrada de divisas para el país, aportando, además, más de 1.000 millones de pesos en impuestos”, se agrega.
El coordinador del Plan Argentina Productiva 2030 y director del Centro de Estudios para la Producción (CEP-XXI) en el Ministerio de Desarrollo Productivo, Daniel Schteingart, destaca que 9 de las 500 empresas de mayor facturación de la economía, según la Encuesta Nacional de Grandes Empresas en 2017-19, son mineras metalíferas, y que el 81% de lo que facturan las empresas se queda en el país.
De la distribución surge que de cada $100 vendidos por las grandes mineras, alrededor de 40 fueron a proveedores locales, 15 a salarios y 12 a impuestos (de esos, alrededor de 3 a regalías y fideicomisos).
Entre esos tres destinos suponen el 67% de la facturación, mientras el 33% restante se divide en dos partes.
Por un lado, un 20% que implica salida de divisas, mayormente vía importaciones de insumos y maquinarias, remisiones de utilidades y pago de intereses, y luego hay un 13% que es ganancia (“ingreso neto disponible”) pero que no sale del país.
Es decir, un 67% que va a proveedores+salarios+impuestos y a eso se suma un 13% que es ganancia que no sale del país, resume.
Por su parte, el presidente de la Cámara Minera de San Juan, Mario Hernández, amplió subrayando que, como efecto a corto plazo, “por cada millón de dólares que se invierten en exploración minera, US$ 554.000 quedan en las provincias y van a bienes y servicios, impuestos y salarios.
En resumen, el comercio exterior sectorial acumula entre exportaciones e importaciones US$ 3.221 millones, empleo formal directo 34.551 personas y la producción equivale a $524.641 millones a precios corrientes de 2021.
Los proyectos
El inventario de la minería muestra que hay 87 proyectos mineros en todo el país que presentan distintos grados de avance: 17 en producción, 3 en etapa de construcción o ampliación, y otros 12 que ya anunciaron su factibilidad técnica y económica.
Los más adelantados poseen un potencial de inversiones por casi 20 mil millones de dólares para los próximos 10 años, si se dieran las condiciones locales y del mercado internacional, lo que podría hacer triplicar las exportaciones
Los datos se opacan si se comparan con los de los países que comparten la misma cordillera, ya que Chile exporta 20 veces más minerales, es decir, genera 20 veces más recursos en divisas.
Por Argentina, todo es potencial. La minería tendría las posibilidades concretas de triplicar sus exportaciones hacia 2030, con todo lo que esto conlleva para el desarrollo del país.
La condición sería que logre ejecutar un plan a largo plazo y acompañarlo con un crecimiento sustentable y sostenible.
De ser así, se crearán muchas necesidades, especialmente en la operación que concentra a la industria, a las Pymes y toda la cadena de valor.
Para ello deberá superar las barreras que en algunas partes del país oponen la comunidad más comprometida en la lucha contra el cambio climático y los afectados por desastres ocurridos por malas praxis.
La creación de la Mesa de Minería Abierta a la Comunidad (MEMAC) podría ser una instancia de acercamiento entre las partes, al menos para plantear las diferencias.
El argumento que utilizan los que defienden intereses en la actividad extractiva es que Argentina produce con iguales procesos y tecnologías que en países líderes como Canadá, Australia o EEUU.
Y que todos los proyectos en funcionamiento cuentan con sus informes de impacto ambiental aprobados que, además, se revisan cada dos años y que forman parte de esa ley ambiental específica.
Los minerales están presentes, tanto en la producción de estas energías como en las tecnologías para su almacenamiento, y no sólo el litio, también son fundamentales el plomo, el níquel, el grafito y el sodio de las baterías, así como el cobre, la plata y el zinc para la construcción de las tecnologías generadoras, entre otras.
La transición hacia las energías limpias multiplicará por seis las demandas de minerales, lo cual abre oportunidades para Argentina, especialmente a partir del cobre y el litio, que son los proyectos más avanzados en nuestro país, argumentan desde las cámaras empresariales.
Los clústers asoman como una alternativa eficiente para que se puedan aprovechar sinergias entre distintas operaciones en el menor espacio posible, que también facilita la aplicación de normas ambientales y el control de su cumplimiento.
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De este modo, las empresas satélites de las corporaciones mineras que explotan los yacimientos contarían con menores márgenes de transgredir las regulaciones y silenciar denuncias, como sucedió por ejemplo en el Veladero de San Juan con la Barrick, y escaldó a la comunidad.
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En Catamarca se viene gestando un clúster como solución para integrar la actividad minera en Bajo de la Alumbrera y el nuevo yacimiento de cobre y oro Agua Rica, ubicado a unos 35 kilómetros de distancia, en pleno corazón de Catamarca, a unos 400 km de distancia de la capital provincial.
Se hicieron los estudios de ingeniería para que el mineral de Agua Rica pueda ser tratado en La Alumbrera, que es la primera mina más grande de la Argentina y siempre tuvo participación estatal, a través de YMAV, con la Universidad de Tucumán y el Gobierno de Catamarca.
Y en Salta sucede otro tanto con el proyecto Mariana de explotación de litio, que asocia a una compañia china con la Administración de Gustavo Sáenz.
También empezó a funcionar en el ámbito de las energías renovables un organismo público-privado que busca favorecer la producción de bienes, tecnologías y servicios asociada a las fuentes eólicas y fotovoltaicas.
Se trata del Clúster Renovable Nacional, constituido a través de un convenio entre el sector público y privado de las provincias de Mendoza, Río Negro, San Juan, Catamarca y La Rioja.