La actividad industrial argentina atraviesa un cierre de año complejo. Según la última encuesta del Centro de Estudios de la Unión Industrial (CEU), elaborada sobre más de 700 empresas, el Monitor de Desempeño Industrial (MDI) se ubicó en 43,8 puntos, muy por debajo del nivel que indica expansión. El indicador mostró una caída de 5,2 puntos interanual y un retroceso de 1,3 puntos frente al relevamiento previo, confirmando un escenario de contracción sostenida.
El impacto se sintió de lleno en la producción: cuatro de cada diez empresas redujeron su nivel de actividad, mientras sólo dos de cada diez registraron mejoras. A este cuadro se suma un deterioro en las ventas internas, donde el 47,4% de las firmas reportó caídas, y apenas el 21% logró incrementos.
Menos empleo, más ajustes
El ajuste también alcanzó al empleo. Un 21% de las empresas redujo su dotación de personal, mientras creció el uso de herramientas defensivas como la reducción de turnos y las suspensiones, en un intento por sostener la operación frente a la caída de la demanda.
Estas medidas no se concentraron sólo en grandes compañías: el fenómeno se replicó entre micro, pequeñas y medianas empresas, que mostraron dificultades para sostener niveles de producción, ventas y puestos de trabajo.
Problemas de pagos y presión financiera
El frente financiero apareció como uno de los más críticos del relevamiento. Casi la mitad de las empresas (47,5%) informó dificultades para cumplir con pagos esenciales, especialmente impuestos y compromisos con proveedores. Incluso, un grupo de compañías declaró atrasos en todas sus obligaciones, reflejando el alto nivel de tensión sobre el capital de trabajo.
La demanda, principal preocupación
La debilidad del mercado interno se consolidó como el mayor problema para el sector. La caída de la demanda de otras industrias y de los hogares explicó cerca del 40% de las preocupaciones empresariales, seguida por el aumento de los costos, especialmente los laborales y de los insumos nacionales.
Señales de mejora en las expectativas
A pesar del escenario actual, las expectativas comenzaron a mostrar un leve cambio de tono. La proporción de empresas que prevé una mejora en su situación durante los próximos doce meses aumentó de manera significativa. También crecieron las expectativas positivas sobre la evolución del sector industrial y de la economía en general.
Este clima más optimista se vincula con un contexto financiero más estable y la baja de tasas, aunque las empresas siguen siendo cautas: la mayoría estima que recién podrá alcanzar niveles óptimos de producción a partir de 2026 o más adelante.
Un cierre de año desafiante para los parques industriales
Para los parques industriales y polos productivos, el panorama representa un doble desafío: sostener el nivel de actividad y el empleo en el corto plazo, mientras se preparan para capitalizar una eventual recuperación en el mediano plazo. La mejora de expectativas abre una ventana de oportunidad, pero el escenario inmediato sigue marcado por la cautela y la necesidad de sostener la estructura productiva.

