Paula Basaldúa, socióloga experta en género, habló en Conexión Parques radio con la conducción de Lía Ghelfi sobre inclusión y género, más en específico en la producción, en la industria y en los parques industriales.
En primer lugar, aclaró que, cuando hablamos de género, no estamos hablando sólo de mujeres, si no de una categoría de relaciones de género entre varones y mujeres.
En este sentido, explicó que “lo que implica trabajar la perspectiva de género es reconocer que esas relaciones que son sociales entre personas, entre varones, mujeres u otras identidades de género, no se manifiestan en condiciones de igualdad para todas las personas, ya que el mundo ha sido construido de lo que llamamos el universal masculino. Todo aquello que se aleja de ese modelo universal, en el marco de las relaciones de género, tiende a ser rechazado y subvalorado, y en esa categoría estamos las mujeres. Y esto tiene muchas implicancias que, desde una perspectiva femenina, son desigualdades en la vida cotidiana, así como también en el campo de la producción y en todos los aspectos de la vida“.
“Esto significa que, si queremos trabajar en los objetivos, no lo podemos hacer solas, si no que tiene que haber una construcción colectiva de otras relaciones de género más equitativas”, concluyó. “Para los varones, tiene un costo ser el proveedor, el fuerte, el que no es emotivo, y cuestionar y ayudar en este cambio también les permite revisarse esos estereotipos”.
Por otro lado, explicó que, además del factor social sobre el que ya explayó, hay uno que tiene que ver con lo institucional. “Si desde lo institucional hay un apoyo a la construcción de la equidad de género, yo creo ahí es donde se puede avanzar y comprometer a todas las personas”, comentó al respecto. Remarcó que tiene que ser una construcción colectiva y no de particulares.
En cuanto a cómo se puede trabajar para incorporar el concepto de género en los sectores de la industria, mencionó como fundamental una mirada profesional, ya que las cuestiones de género “necesitan rigurosidad, un soporte conceptual teórico y serio para hacer creíbles y sostenibles los cambios. Hay que planificar y proponer acciones precisas, pensadas y proyectadas, y, a la vez, darle espacio a la militancia, manifestación y a los espacios de empatía para cuestionarse”, señaló.
Por otro lado, habló sobre los parques industriales, a los que caracterizó como unidades de estudio y de intervención muy atractivos para trabajar, “porque tienen la posibilidad de hacer mucho en un espacio físico determinado, beneficiando a muchas personas desde una mirada institucional”. Como en cualquier ámbito de la intervención, Basaldúa afirmó que lo primero que hay que hacer es un diagnóstico de situación, en este caso, en torno a las brechas de género, ya que son muy importantes en el mundo de la producción, para luego generar instancias de trabajo y de producción equitativa, teniendo en cuenta lo que tiene el parque y lo que no. Mencionó como aspectos fundamentales al acceso y traslado seguro, instancias que garanticen la prevención de la violencia en el ámbito laboral, infraestructura con perspectiva de género vinculada al cuidado, entre muchas otras cosas.
“Hay muchas herramientas para pensar la perspectiva de género dentro de los parques, así como también para pensar políticas activas por parte de las empresas en la contratación activas en su planta de trabajadores y trabajadoras. Hay que eliminar ese sesgo, para así empezar a generar una mirada distinta en el reclutamiento de las personas”, continuó.
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